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20,90 €El primer siglo de la historia del cristianismo, que con frecuencia se ha presentado como el simple comienzo de la Iglesia, estuvo marcado en realidad por diferentes momentos cruciales tan inesperados como decisivos: la prematura muerte de Jesús, las apariciones del Resucitado, el establecimiento de los discÃpulos en Jerusalén, la sacudida causada por los helenistas, la ruptura de Pablo con la Gran Iglesia, la terrible tempestad de los años sesenta, la revitalización del judaÃsmo por Yohanan ben Zakai y sus discÃpulos, la exclusión de los minim de las sinagogas hacia 90-100 y la apertura, a comienzos del siglo II, del gran debate sobre la integración del cristianismo en el seno de la sociedad grecorromana.
La conciencia colectiva de los cristianos se fue poco a poco constituyendo y enriqueciendo en el curso de estos choques sucesivos. JudÃos mesiánicos en sus inicios, los cristianos tomaron progresivamente conciencia de su originalidad en relación con el judaÃsmo. De lengua aramea, descubrieron la cultura griega y optaron en su mayorÃa por este nuevo medio. Hacia 125-150, salido del entorno protector del judaÃsmo, el cristianismo echa a volar con sus propias alas. Ha adquirido el pleno conocimiento de sà del adulto. Del joven tiene todavÃa la presunción de la que dan prueba los Apologetas y la intrepidez de los confesores que se niegan a toda concesión. Su infancia ha tocado a su fin. Helo aquà dispuesto a afrontar las tempestades de la madurez, que se anuncian rudas.